Skip to content

AFA convoca a la marcha federal del 2 de octubre

El estrangulamiento financiero en contra del bien común y el progreso social

Después de 10 meses de improvisación, marchas y contramarchas, muestras de desconocimiento de las más básicas funciones de gobierno uno podría preguntarse qué hay detrás del ahogamiento financiero de los organismos de ciencia y técnica, de la universidad, de los salarios, de los haberes de los jubilados y del empobrecimiento de la mayor parte de la población. Es claro que las aspiraciones fundacionales del gobierno no son más que un refrito de las técnicas económicas ya usadas en este país por el capitalismo más rampante, barnizado por una mezcla de posiciones ideológica-filosóficas que no encuentran eco en ningún país con reales aspiraciones de progreso, junto con un recetario de definiciones en las cuales dejan en claro que menosprecian a una gran parte de la población.

En esto último tampoco es original el actual gobierno. Las técnicas y la retórica son las utilizadas por el conservadurismo más extremo a lo largo de todos los países, y geografías. Una cultura de lo inmediato, la pandemia, la inseguridad, las crisis económicas producidas por guerras en otras latitudes, y la toxicidad de las redes sociales han conspirado para que distintos países se encuentren o se hayan encontrado en situaciones similares al nuestro.

La universidad y el sistema científico-tecnológico molestan porque se manejan con otra lógica. La universidad pública argentina lidera varios rankings, quizás el más molesto es el Índice de Libertad Académica (https://academic-freedom-index.net/), el cual mide la injerencia de distintos estados en sus sistemas universitarios.  No se valora, o molesta, que la universidad pública sigue siendo uno de los más importantes, sino el principal, factor de movilidad social. La pluralidad de voces propia de la universidad es antagonista de la uniformidad conservadora.

Aquellos que añoran la Argentina “potencia” de hace 100 años deberían aprender que fue la ciencia y la tecnología lo que transformó a muchos países con menos ventajas naturales que Argentina en exportadores de materias primas agrícola-ganaderas disminuyendo la cantidad e importancia de nuestras exportaciones. Que el extractivismo de energía, materias primas, cosechas, si no se regula impositivamente, no deja nada en el país, a lo sumo magros salarios. La tecnología es lo que nos permite sumar valor agregado a nuestros productos y salir de la lógica de país con recursos para que los disfruten otros a un país que produce riqueza para sus ciudadanos. Y es por esto que parece molestar el sistema científico-tecnológico, por su capacidad de transformar y adaptar. Proponer comprar tecnología a cambio de recursos naturales o alimentos sin valor agregado es equivalente a aceptar la pobreza para la mayor parte de la población.

No confiemos en que un gobierno que no cumple las leyes se vaya a preocupar por otra ley, su objetivo es desgastar, desmoralizar, que el goteo de renuncias y la emigración nos silencie. Nuestros interlocutores son múltiples, los gobernantes o legisladores que no están de acuerdo con el empobrecimiento sistemático de nuestra cultura, ciencia y condición de ciudadanas y ciudadanos, los trabajadores que ven como la “flexibilización laboral” amenaza una vez más sus salarios, su jubilación, su derecho a mejores condiciones. Recordemos que la desfinanciación es una herramienta, sirve para doblegar a nuestras obras sociales, así la salud es más cara y privada, lo mismo con la educación, ya lo vimos en los 90. Hay tareas ineludibles propias del estado para el bien común como la regulación de tarifas, impedir abusos “del mercado”, o la monopolización de los medios de producción y servicios, la salud y la educación, etc.

Las científicas y los científicos somos, ante todo, universitarios, como egresados, como docentes y como investigadores o tecnólogos. La ciencia es una construcción social, amenazada como todo lo público, por los que quieren lucrar a toda costa, por los que usan el acervo cultural de la humanidad para entrenar sus IA y por el conservadurismo retrógrado. Este miércoles 2 de octubre, marchemos junto a todas y todos los universitarios que comprenden que esto no es un acto partidario sino un reclamo de mejores condiciones para todas y todos, la enunciación de un proyecto inclusivo en el cual la ciencia y la universidad tienen mucho para aportar. Además, como otras y otros universitarios dijeron hace mucho tiempo, la belleza está en la calle.

Comisión Directiva de la Asociación Física Argentina